jueves, 1 de abril de 2010

Santos pecados Prohibidos

Recuerdo que cuando era chico lo que más me preocupaba en semana santa era no poder comer carne por dos días. Ah y el chocolate, por supuesto. En mi casa nunca fuimos lo suficiente religiosos como para ir a la iglesia a las misas, simplemente no comíamos carne ni jueves ni viernes y ya. Pero esas 48hs a mí me parecían eternas, los antojos carnívoros parecían más tentadores que nunca. Creo que lo que lo hacía más deseable al asunto es que estaba prohibido.
Desde Adán y Eva con la manzana lo prohibido, lo que no está permitido, lo que no se puede, lo inalcanzable tiene un poder inexplicable sobre nosotros, un deseo diferente, un gustito especial. Tal vez sea por el espíritu rebelde de cada uno de querer romper las reglas y superar los límites. No sé exactamente que será lo que nos hace querer tener lo que no podemos tener, ¿un capricho quizás? Lo cierto es que de una u otra manera nos genera un sentimiento diferente, algo de lo que no nos podemos abstener y no sólo nos pasa con la carne en semana santa. ¿Acaso no nos pasa a todos en nuestra vida cotidiana? Yo creo que sí...

No hay comentarios:

Publicar un comentario