domingo, 17 de octubre de 2010

tu Consejero

Hay días en los que hasta el clima nos pone de buen o mal humor. Parece tonto, pero la susceptibilidad es amiga de la bipolaridad y prima de la inestabilidad.
El fin de semana pasado estuve bastante depre, es que hay momentos en los que uno se cansa de remar al ver la meta tan lejos o poco posible y entonces cae en el pozo. Es una pausa necesaria para descansar y retomar fuerzas para continuar con el próximo tramo y debemos respetar esto. No se puede ser positivo todo el tiempo, y al detenernos por un rato vemos las cosas con mayor claridad, desde una perspectiva más real.
En estos días noté lo mucho que acudían a mí mis amigos y personas a las que no conozco tanto en busca de un consejo. Aunque sé que hablo mucho de mí y es común que (inconscientemente) interrumpa relatos ajenos para tratar de demostrar que mi historia es más importante(defecto que ODIO y por lo que me siento la persona más insoportable del mundo cuando lo hago, aunque no siempre me doy cuenta), también me encanta escuchar a la gente, saber qué tiene para decir y sobre todo cuando lo necesitan.
Depende la persona pregunto si desean oír mi opinión, generalmente quieren saber cómo se ven las cosas desde afuera, qué es lo que haría otra persona. Es mucho más fácil suponer qué haría uno en una situación x que hacerse cargo de lo que se debe hacer en un caso determinado y propio. Me divierte hablar sobre temas en los que me avala la experiencia pero no siempre los resultados, o no estoy exactamente óptimo en las áreas sobre las que aconsejo(léase amor y/o relaciones).
Me encanta dar consejos pero un día en el que estoy mal, que veo todo negro, que soy única y exclusivamente negativo... ¿Qué pasa? Siento que le fallo al resto.
A veces me olvido que muchas cosas se deben hacer primero para y por uno mismo, y después por los demás.
Por momentos me escucho lo que digo y realmente no puedo creerlo, no sé de dónde saco tanto optimismo. Sería genial que todo fuera tan fácil como sólo decirlo.
Me encantaría ser tan bueno aconsejándome a mí mismo y sobre todo seguir mis propios consejos, tomarme en serio.
Creo que es necesario confiar en las personas, pero primero hay que saber confiar en uno mismo, esa es la clave para no depender del soporte de nadie y, después de todo, por más buenos consejos que nos den, uno termina haciendo lo que quiere...