lunes, 20 de septiembre de 2010

23

En febrero/marzo de este año, en la penúltima sesión con mi penúltima psicóloga, le decía que sería genial que ese día fuera mi cumpleaños o fin de año porque era ideal para hacer un balance sobre mi vida, me sentía pleno. Ella me respondió que no hacía falta que fuera ninguna de esas dos fechas para hacer balances y mucho menos para estar bien. Es que, después de todo, aunque sea inconscientemente ¿no analizamos bastante seguido en dónde estamos parados, el camino recorrido y hacia dónde queremos ir? Más allá de eso y como dije anteriormente en este blog, hay aniversarios en los que casi obligadamente hacemos ese temido balance.
En unos días cumplo 23 añitos y el balance está bastante claro. Sigo sin tener mi carnet de locutor nacional aunque estoy mucho más cerca de él que hace un año; sigo solo aunque con el corazón sano y preparado para empezar de cero una historia real; sigo en el mismo trabajo y con el mismo sueldo pero bien; continúo estudiando teatro, yendo a la foniatra; tengo más amigos; estoy prácticamente curado del estómago; me estoy llevando mejor con mi familia y me siento mucho más maduro, más experimentado.
Hace unos días me enojé por estar "constantemente cambiando", teniendo siempre lejos las metas, siempre nuevas ambiciones. Me detuve un rato a pensar en esto... ¿por qué pensé que eso era algo malo? ¿Acaso no es genial querer ser mejor persona y evolucionar? Y si las metas están lejos es porque varían, porque las anteriores fueron alcanzadas o ya no interesan. Es genial sentirse bien con quien es uno, pero a la vez querer seguir aprendiendo de la vida, continuar avanzando y alcanzando y buscando aún más metas. Todo tiene que ver con el punto de vista con el que se mire.
Las cosas se están acomodando o "el universo se ordena" como dice mi mamá. La idea es querer estar bien y hacer todo lo posible para poder estarlo. Me siento feliz, de buen humor, creyendo que todo es posible, tan optimista como una canción de Cris Morena...
Los 22 no estuvieron mal, pero los 23 son bienvenidos para vivirlos a pleno, conseguir todo lo que me propongo y estar rodeado de amor y felicidad. Eso es lo que deseo y estoy seguro que se me cumplirá.