viernes, 26 de junio de 2009

¿que Estamos Haciendo?

Todos hablan desde hace meses sobre la crisis económica mundial, acerca de las empresas que quiebran y los millones de desempleados que hay alrededor del mundo.
Pero yo creo que la verdadera crisis es la que están viviendo las relaciones. Es increíble la cantidad de parejas que se disolvieron en lo que va del año, sin discriminar en edades, tiempo ni sexo. Justo en esta época en la que todo parece teñido de un color oscuro, donde hay demasiados problemas y complicaciones, muchas responsabilidades y poco tiempo para uno. Y pareciera que, entre las cosas que se dejaron de lado se encuentra el amor.
Personalmente me cansé de las farsas y los problemas ajenos, realmente siento que me agotaron las energías para pelear por algo que siempre termina siendo surrealista. Si es mucho pedir un poco de honestidad, prefiero no recibir nada.
Paralelamente, con tantas muertes recientes uno se pone a pensar en que nada es para siempre. El caso de Farrah Fawcett es el que más me hizo reflexionar: estuvo en pareja durante 30 años y a pesar de querer casarse siempre le dijo que no a la propuesta diaria que le hacía su novio, finalmente la semana pasada le dijo que sí pero falleció ayer sin poder cumplir su sueño. Me dio tanta pena enterarme de este triste final(aunque sé que vivo quejandome de que las series y películas tienen todas finales felices y cuentan historias que nunca suceden en la vida real), fue uno de esos hechos que te hacen preguntarte: "¿¿¿Que estoy esperando???".
"Tiempo al tiempo"... sí, pero hay veces que uno se cansa de esperar a que sucedan las cosas y algo se debe hacer, por lo menos para poder quejarnos ya que lo intentamos.
Nos cuesta demasiado ver que la vida es corta, que lo que no hacemos hoy tal vez no lo podremos hacer mañana porque no sabemos si estaremos. Nos guardamos sentimientos, perdernos oportunidades por miedos, continuamos peleados con gente que queremos por el maldito orgullo... Sin querer pero cayendo en el clichè de todas formas, hay que tratar de vivir y dejar de preguntarnos "que pasaría si", actuar sin arrepentimientos. ¿¡Que estamos haciendo!?

lunes, 15 de junio de 2009

Lágrimas Frustradas

El nombre de este blog no es pura casualidad ni el nombre o la frase de alguna canción que me gusta. Lamentablemente es una realidad constante en mí.
Lo cierto es que nunca me gustó llorar y menos ver llorar a la gente, me pone mal... hasta acá me parece que es algo "normal"(lo pongo entre comillas porque no me gusta esa palabra, no estoy de acuerdo con el sentido que le da la gente generalmente y la uso muy poco). Cuando era chico lloraba mucho, pero mucho y por cualquier cosa, tal vez agoté las lágrimas. A medida que fui creciendo empecé a reprimir mi llanto y cada vez que lo hacía aparecía la sensación del famoso "nudo en la garganta". El tema es que estos nudos no se desatan solos y cuantos más nudos se hagan encima es aún más difícil desatar la angustia.
Las lágrimas se acumulan, las emociones se intensifican, los sentimientos quedan a flor de piel y se dificulta continuar con la rutina sin emocionarse estúpidamente en cada momento que pasa.
Cada tanto hay una gota que revalsa el container de lágrimas y lo vacía. Sé que no es la mejor forma ni la más adecuada pero es de la única manera que sucede y esto ocurre aproximadamente dos veces por año, tres máximo. Será cuestión de buscar un momento para mí y permitirme llorar, aunque me cueste.

sábado, 13 de junio de 2009

Cerebro vs. Corazón

Hace varias semanas, hablando con una amiga sobre el amor(de hecho, más sobre el desamor que el amor en sí) surgió la duda de cuántas veces nos habíamos enamorado. Ella respondió firmemente con las coordenadas nombre, espacio y tiempo, sin problemas. Mi respuesta salió automaticamente de mis labios: "Yo nunca me enamoré" dije rápido y seguro, entonces mi amiga retrucó: "Ah, yo pensé que te habías enamorado de (nombre que no escribiré acá)" y así reabrió este interrogante que incluso ramificó. Toooodo esto por un "simple" asunto que llegó sin que lo llamaran una madrugada cuando la línea del termómetro no llegaba a los números en negativo y todavía se podía caminar por la calle sin morir de frío en el intento.
Sé que aún no tengo una respuesta concreta para esa pregunta, tal vez pronto la tenga o no, ¿quién sabe? Pero ¿porque nos resistimos a admitir lo que alguna vez sentimos? ¿Acaso es por tener miedo de no poder volver a sentir lo mismo? Deberíamos celebrar que alguna vez nos permitimos sentir y pudimos dejar a un lado el miedo a salir lastimados, aunque luego hayamos sufrido. ¿Para qué contar sólo las batallas perdidas? ¿Porque no mostrar orgullosos nuestras insignias de luchas anteriores? Después de todo lo que no mata, fortalece.
Quizás sea porque, a pesar de creer que uno esta preparado para volver al campo de batalla, el miedo de poder llegar sufrir nuevamente se apodera de la mente y no nos deja ser honestos ni con nosotros mismos. No hace falta sentirse listo para salir a pelear si de todas formas ya hay una lucha interna constante entre el cerebro y el corazón. ¿Quién ganará? ¿El más fuerte? Es cuestión de esperar y ver para creer, o mejor dicho... ¿Enamorarse para creer?