miércoles, 24 de marzo de 2010

Chau verano, Hola Panza!

Siempre fui flaco. Siempre me envidiaron la capacidad de poder comer lo que quisiera y no engordar(señor/a lector/a, si está a punto de irse indignado/a a comer un sanguche de milanesa, le sugiero que siga leyendo atentamente porque la historia cambia). Con los años llegaron los inconveninetes con el estómago(y también tanta chatarra alguna repercusión tenía que tener), lo que derivó en períodos de dietas sanas, por lo cual continuaba adelgazando(lo digo en serio, sigan leyendo que ya me van a dejar de odiar). De a poco la gula me empezó a ganar, reemplazé las lágrimas por comida para descargarme frente a cada problema, y los malditos genes de mis padres se apoderaron de mi bendito metabolismo.
Finalmente ayer me crucé con una balanza y decidí enfretarla. Aumenté 15kg en los últimos 15 meses, y no me vengan con eso de que un kilo por mes no está mal, porque ya es un exceso de angustia oral.
En estos momentos es cuando me doy cuenta lo importante que es practicar algún deporte(cosa que nunca hice) y mis desperdiciados 1.90m sin jugar al volley o al basquet, como me recuerdan cada vez después de preguntarme la altura...
La cuestión es que llegó el otoño otra vez. Vuelven el frío, las bufandas, los buzos, y también se vuelve a usar la panza, así que mucho no me preocupa. Hay que ajustarse a la moda, dejar la tablita y agarrar el chocolate.
Puede sonar como una oda al corazón de gordo, pero estoy seguro que no soy el único que está de acuerdo con todo esto y eso ya es suficiente para mí...

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