sábado, 15 de agosto de 2009

"in"Dependiente

Debería aprovechar los momentos de positivismo para escribir y poder describir esas sensaciones cuando las estoy sintiendo. Sentarme y escribir ahora sobre lo bien que me sentía ayer no me sirve, no me sale si ahora tengo un sentimiento antónimo.
Este clima primaveresco me puso de buen humor. Me levantó el ánimo, me hizo perder la noción del tiempo por un rato y creer que era primavera, que mi cumpleaños se acercaba, veía a la gente con... -Si digo "con poca ropa" queda mal, si pongo "más suelta de ropa" también y si escribo "con ropa menos abultada" queda peor!- Me refiero a que la gente no andaba con sus camperotas enormes, se volvieron a ver piernas y escotes, las hormonas se revoloteaban un poco más, se veía a las personas más felices, se podía abrir la ventanilla del colectivo y viajar con el viento acariciandote la cara, etc. Desde el comienzo del día me sentí bien, me puse ropa linda, tenía una actitud... se que va a sonar raro pero, cuando llegan la primavera y mi cumpleaños, en esos días tengo una linda sensación positiva que se apodera de mí, siento como si todo es posible, y ayer tuve esa sensación casi un mes y medio por adelantado.
En contraste hoy, sábado a la noche, estoy en la computadora comiendo helado del pote y escuchando Norah Jones(me falta un gato para completar el cuadro patético), de mal humor, enojado con todos y conmigo mismo porque me estoy perdiendo una fiesta que vengo esperando hace rato y todo porque no tengo con quien ir. Yo soy independiente, me gusta hacer las cosas solo y pedir ayuda sólo cuando la necesito, de hecho he ido al cine y a recitales con mi sola presencia y sin depender de nadie, pero en estos momentos no tengo los ánimos suficientes como para salir solito solo y creo que eso es lo que más me molesta. No me afeité, ni me bañé siquiera hoy. Ya no me importa si llueve ni cuánto frío haga nuevamente. ¿Egoísta? Lo estoy tratando, hay taaaaantas cosas pero la terapia de a poco va funcionando aunque para la estabilidad emocional falta todavía.
Son esos momentos en los que no sabés a quién culpar o con quién enojarte, no me gustan porque justamente no sabés con quién agarrartela, a quién dedicarle las puteadas. Impotencia por saber que hay una solución sencilla y no querer acudir a ella, la estupidez e inmadurez de no querer hacerse cargo porque ¿cómo te castigas cuando te tenés que enojar con vos mismo?
Supongo que no queda otra que aceptar que hay situaciones en las que es más fácil estar acompañado, para que nos hagan la segunda al menos que no es poco...

No hay comentarios:

Publicar un comentario