sábado, 18 de diciembre de 2010

la Histeria Mató al Romántico

Cuando estaba en la primaria y cada tanto tenía mis ataques de paki("heterosexual" en la jerga gay) en los que jugaba a las figuritas con los varones y me gustaban mis compañeritas, era un verdadero romántico. En 5° grado todas las semanas me gustaba una chica diferente(parecía un paki de verdad, mujeriego y todo!) y no sólo las trataba con buenos modales, sino que también les escribía cartas y poemas. Pero siempre recibía respuestas negativas, no entendía por qué ellas preferían a los matones que las empujaban en los recreos. De hecho aún no lo entiendo, porque esta realidad se mantuvo con los años y sobrevivió hasta esta época en la que inclusive trascendió las barreras del género y la edad.
Estas fueron mis primeras y tempranas desiluciones amorosas. Tal vez por eso me alejé del histérico mundo de las chicas púberes para más adelante incorporarme en el de los chicos post-adolescentes y comprobar que la cosa podía empeorar.
Cada día me convenzo más que me sobra teoría y me falta práctica, pero justamente este hecho es el que me impide continuar con los exámenes prácticos. No le encuentro mucho sentido viendo desde afuera que no ha cambiado nada. Siguen los mismos comportamientos trillados, las frases hechas y los chamuyos que ya muy pocos creen. ¿Habrá una escuela de histéricos donde les enseñan cómo actuar? Parecen salidos de la misma fábrica, todos cortados con la misma tijera.
Desde que tengo uso de razón se valoran más los abdominales marcados que la ternura pura. Tiene sentido en cierta parte pero... ¿y la otra? Hay que aceptar a la diversidad y a las minorías, aún cuando éstas últimas sean casi inexistentes. Siendo parte del minúsculo grupo pro-sentimientos me siento muy discriminado y poco respetado por el amplio club de la superficialidad. De todas formas me considero alguien que aún lo intenta, de una manera más cautelosa tal vez, con los pies sobre la tierra, probablemente más pesimista que realista, pero que definitivamente se lleva menos sorpresas y decepciones ante el fracaso.
Me parece injusto pagar por platos rotos ajenos, tener que relacionarse con personas dañadas que, luego de malos tratos se pasaron de bando porque prefieren lastimar que salir lastimados. Y no creo que se resuelva con ponerse la camiseta con el eslogan "el mundo me hizo así" a lo Fabiana Cantilo como advertencia e ir así por la vida.

En fin, la idea no es resignarse ni dejar de ser como es uno, sino tratar de comprender y animarse. Hay que creer pese a todo lo aprendido con las vivencias, y no perder las esperanzas que eso es lo último que se pierde... y aún estamos muy lejos de llegar hasta ese punto.

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