Las costumbres no son sanas… ni las buenas ni las malas. Porque si nos acostumbramos a algo bueno, cuando esto ya no está más la situación se convierte en un problema. Pero tampoco nos sirve acostumbrarnos a lo que nos hace mal ni a la falta de aquellas cosas que necesitamos.
Después de todo, las costumbres son simplemente un estado de comodidad, es conformarnos con lo que tenemos y no salir a buscar lo que realmente queremos.
El dilema está en que desde que nacemos nos crían para acostumbrarnos y desacostumbrarnos, por dar un ejemplo como pasa con los chupetes y los pañales cuando somos bebés: nuestros padres primero nos hacen usarlos por unos años y luego hacen lo imposible para que los abandonemos.
Hasta que crecemos y nos quedamos con lo que nos dan, con lo bueno y con lo malo… ¡solo por costumbre!
Creo que lo más recomendable es acostumbrarse a no acostumbrarse a nada.
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